La persona adulta
siente el deseo de aprender en función de todo aquello que le interesa; piensa
que debe y tiene que responder con acierto a las variadas exigencias que le
impone la compleja sociedad en la cual interactúa. Esta necesaria aspiración se
sustenta, entre otros factores, en la siempre mayor esperanza de vida, en
Venezuela 71 años en el hombre y 76 años en la mujer, lo cual es una de las
numerosas consecuencias que han resultado del avance sostenido y permanente de
la ciencia y la tecnología. Es un hecho reconocido por todos, que el estudiante
adulto, en general, tiene una gran capacidad para aprender y que posee, además,
una extensa y fértil experiencia. El adulto es capaz de dirigir su vida y de
conformar su entorno sobre bases razonables, limitaciones, deseos, fortalezas,
compromisos y necesidades. Para poder lograr objetivos y superarse, tiene que
aprender mucho más allá del ámbito cognoscitivo: modos de actuar, habilidades,
destrezas, aptitudes y técnicas que él requiere para participar en forma
oportuna, activa y efectiva en el diseño y desarrollo de sus condiciones de
vida y esfera profesional.
El adulto de nuestra
era está plenamente convencido de la necesidad de continuar aprendiendo durante
toda su existencia; decide libremente qué estudiar, dónde, cuándo y cómo
realizar su actividad de aprendizaje. Pero no sólo se limita a participar, sino
que también exige un marco teórico de referencia apropiado con metodología,
praxis y ambiente que se adapten a su correspondiente proceso educativo; es
decir, el adulto aprendiz necesita, y le es imprescindible aprender según los
principios que norman a la Andragogía. La fundamentación teórica de la
Andragogía permite establecer una praxiología de carácter democrático por la
horizontalidad de la interacción y por la forma de participación basada en una
relación de cooperación mutua de las partes integrantes de la respectiva
actividad de aprendizaje. La horizontalidad y participación son técnicas que
facilitan a los participantes adultos ser corresponsables, entre otros
factores, del desarrollo de todas las etapas que conforman su proceso
educativo. El quehacer de la educación de adultos es la expresión más amplia y
completa del concepto de aprendizaje voluntario, puesto que interactuar con
suficiente autonomía, sin presiones y disponer de facilidades para adquirir
conocimientos, aptitudes, habilidades y destrezas con el fin de lograr
objetivos y metas ampliamente discutidos, planificados y programados
conjuntamente de manera pertinente y oportuna, está libre de toda condición
obligatoria. La unidad curricular Andragogía, que está incluida en el Diseño
Curricular de la Maestría en Educación Abierta y a Distancia, de la Universidad
Nacional Abierta, (UNA), ofrece al participante, entre otras actividades
relevantes, la oportunidad de meditar y reflexionar en torno a los hechos,
hipótesis, experiencias, logros y pruebas con las cuales se intenta justificar
la Andragogía como la ciencia y arte de la educación de adultos. La concepción
y estructuración de la asignatura mencionada, se orientan hacia la modalidad a
distancia con ciertos momentos presenciales. Los elementos que la conforman,
representan puntos de apoyo en la búsqueda del conocimiento que deberá
profundizarse durante el desarrollo de la Maestría y a través de actividades
propias de la línea de investigación correspondiente. Andragogía está
conformada por: (a) Libro Guía de Estudio (b) Plan de Curso (c) Selección de
Lecturas y (d) Libros Textos. Este Libro Guía de Estudio y el Plan del Curso,
contienen información relevante para el participante, especialmente en lo que
se refiere a fundamentos teóricos, actividades de aprendizaje, objetivos, temas
de investigación y plan de evaluación, entre otros aspectos de interés. En
general, los dos documentos señalados, están destinados a orientar al
estudiante durante todo el proceso de autoaprendizaje de la unidad curricular
referida.
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